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Elizabeth Rojas Armas |
Sintiéndose “hijo mismo de sí mismo”, cuando se ve al espejo, se auto reconoce y toma conciencia de que existe, de que transcurre el tiempo… transparencia: no hay nada que ocultar allí, pero sí muchos secretos que ignorar fuera de sí… ante el mundo…
Refugiándose
en gran parte en el Consejo Divino, en las letras y códigos sagrados, en la
guía del Creador, en la plegaria constante… en la sonrisa amiga, amable y
perfecta… Por ejemplo, en las aguas plácidas de una tranquila orilla de mar
celeste y blanca arena, viendo que no hay muerte: que esto sólo es, mientras
tanto, una ilusión para los que nos quedamos aquí. Sólo para esperar la
resurrección final de tanta gente… entonces será libre… en un fascinante
universo lleno de inmortales… cubiertos de diamantes recorriendo el universo…
en un cosmos para todos nuevo… aunque en realidad es muy viejo…
Refugiándose
en esa sabiduría que no es humana ni natural, sino que supera rápidamente lo
creatural, para dar paso a lo imposible: la perfección de todo lo creado, lo
que naturalmente está a la vista de todos… Es que estamos tan acostumbrados que
no nos damos cuenta de tantas cosas…
En
medio de esta paz que nos rodea; ya se ha examinado… prende la luz, enciende
una vela por su alma: una persona tan determinante… ella está en un cuartico
oscuro y, aunque no está asustada, hay que sacarla de allí… no está con temor,
sino muy tranquila, como esperando. Quizá es más cómodo estar allí porque fuera
hay demasiada luz y a lo mejor, no se puede soportar. Como los ardientes que tienen que taparse del
resplandor con sus alas… mientras alaban “día y noche” sin cesar… Mejor que descanse quieta en esa pequeña
penumbra, en ese pequeño espacio: que la cobija sin ningunos temores… o
demasiadas impresiones: A ti te digo "determinante": resplandece en
la oscuridad… con tu nivel adecuado de gloria…
Y así la orilla de mar, continúa con su
tranquila rutina… invitando a disfrutar de tan excelsa creación… como Excelso
es quien la hizo: ignorado por muchos: un gran secreto “a voces” que no todos
quieren aceptar… o investigar: o simplemente someterse, viviendo la vida “al
garete”. Una desorientación que no será perpetua cuando el Creador venga a
reclamar sus derechos… ¿Ya están preparando las rodillas para cuando, al fin,
plenos de alegría todos: vean su majestad?
Tranquilidad,
paz, serenidad, secreto… Sólo enciende una luz… "hijo mismo de sí
mismo…" ilumina a la “determinante” y prepárate: porque el amor te
protege… y el abismo ya no te puede tragar… más bien podrás descender y
ascender, avanzar y devolverte cuando quieras con tu nuevo cuerpo, con tu nueva
alma… con tus diamantes, ya que sólo necesitas de la suficiencia divina para
“ser”. El Creador te observa siempre… dale gracias todos los días… cada mañana
y endulza el agua de mar… Apoteosis…